Pensamientos

Poemas

Azul

Me desperté en un cuarto hecho de promesas rotas.
El sol no entra más.
El aire pesa.
Mis dedos tiemblan al tocar lo que no existe.
Grito bajo el velo azul del alma.
Quiero correr, pero el mundo me arrastra hacia su calma.
Libre en apariencia, pero atada en cada fibra.
Este azul que me cubre no me deja respirar.
Una tela azul cubre mi rostro,
La vida, tan fría, se esconde bajo mi piel.
Sueño con incendios, pero el fuego se va de mí.
No hay mañana sin cadenas, ni hoy sin cicatrices.
Solo pasos que me llevan a donde no quiero ir.
Flores secas en la boca, oscuridad donde había luz.
La voz se me quiebra, como un eco que no nace.
Soy el reflejo de lo que no soy
Y aún así, no puedo huir.
¡Quiero ser más que un nombre!
¡Quiero ser más que hueso y carne!
¡Que esta tela azul arda conmigo!
¡Y me deje ser real!
Una tela azul cubre mi rostro,
como un silencio que sangra lento.
Quise volar, pero el cielo era mi jaula.
Sin voz, sin fe, sin salida,
caminé sobre la herida.
Y en cada paso entendí que no me dejaban vivir.
Azul no era cielo.
Era cárcel, con forma de deseo.

Nacer

Primero fue la nada…
luego, un murmullo.
El aire se volvió carne,
y la carne, alas.
Así nació ella.
Así nació todo.
Pero no todo lo que nace está listo para el mundo.
El temblor se volvió grieta.
El vuelo se volvió caída.
No recordaba el origen.
¿Había sido siempre niebla?
La forma se disolvía entre ecos,
buscando sentido en lo que se perdía.
Pero aún sin cuerpo, un murmullo persiste.
Ella no era solo un cuerpo…
Era lo que quedaba cuando todo se había ido.
Y en el silencio, volvió a nacer.

Hambre

Mirando el mundo con hambre de forma,
solo ves lo que brilla

Giras la cara si duele, si sangra,
no querés la mancha, ni lo que desgarra.

Los reflejos bailan en tus pestañas,
guardián de secretos y de añoranzas.

Detrás de las cejas, sombras que pesan,
esconden la verdad que nadie confiesa

Y todo se pudre detrás de tus ojos,
y todo se pudre detrás de mis ojos.

Es un viento que grita sin voz,
un muro invisible que rompe el adiós.

¿Quién me enseñó a temer la piel desgarrada?
Ojos de espejo, reflejo cobarde,
solo querés ver lo que no te rompe,
¿qué carne escondés?

Ojos hambrientos que miran sin ver,
buscan en formas un motivo para creer.

No quieren el rojo que pinta la herida,
prefieren la calma de la vida fingida.

A veces siento que mis ojos también,
buscan el brillo, pero temen el mañana.

Voces que quiebran, pensamientos que matan,
mirar es callar lo que el alma desata.

Los ojos son ventanas, dicen sin hablar,
lo que el corazón no se anima a contar.

Y aunque los cierres para no sentir,
sabés que todo se va a pudrir.

¿Quién me enseñó a temer la piel desgarrada?
Iris de espejo, reflejo cobarde,
solo querés ver lo que no te rompe,
¿qué carne escondés?

Mirar a veces cansa,
como querer abrazar una esperanza.

Pero esos ojos me devoran sin prisa,
y yo solo puedo mostrar una sonrisa.

Y aunque cierre mis ojos para no sentir,
sé que se pudre detrás del mañana.

Ojos que devoran, ojos que huyen,
del brillo que calma.

Solo espero que un día esos ojos,
vean la carne y los despojo de mi alma.

Que me devore hasta estar en calma.

Y volver al olvido que tanto ansío.